Diagnosticar: Realizar pruebas como espirometrías, radiografías de tórax, tomografías computarizadas y broncoscopías para identificar la causa de los problemas respiratorios.
Tratar: Administrar medicamentos, terapias respiratorias y, en algunos casos, realizar procedimientos quirúrgicos para aliviar los síntomas y mejorar la función pulmonar.
Prevenir: Educar a los pacientes sobre cómo prevenir enfermedades respiratorias y promover hábitos de vida saludables.